PEKINÉS VIAJA EN EL FURGÓN DEL SARMIENTO ¡Y LE CRECEN RASTAS!

"Oggy" es un perro medio hijo de puta. Medio si se lo mira con un solo ojo nomás. Pensandolo bien es un hijo de puta completo. Siempre espera que alguna vieja termine de baldear la vereda para ponerse a cagar. Le encanta mear linyeras borrachos y de vez en cuando se hace una escapadita de su casa para recorrer la ciudad como sucedió en este caso.
Se aventuró cual suicida vestido todo de rosa en Plaza Miserere a las una de la mañana y decidió tomar el tren Sarmiento que estaba a punto de salir desde Once con destino a Moreno, parando en todas las estaciones...bah eso es lo que dicen los altoparlantes pero todo el mundo sabe que ese tren del orto es una fija para que se quede varado en Castelar o se pare definitivamente en Morón a causa de algún incendio.
Oggy eligió el furgón. Primero inspeccionó con su olfato que onda. Miro a su alrededor y vió gente bailando, tomando alcohol, dos rubias haciendo un streptease y cientos de personas fumando cigarrillos de dudoso relleno. Y dijo "Maasiiiii, esta es la mía, me mando de una acá". Todo iba tranquilo, llegando a Liniers ya se había armado la fiesta con dos nigerianas que no paraban de hacer "el trencito" mientras desde uno de los celulares sonaba una cumbia con letras que dejaban bastante que desear cual telo de Ituzaingó.
Ya en Ramos Mejía un inmenso humo inundaba el furgón. Ni hablar al llegar a Haedo cuando dos negros se le sentaron al lado y no paraban de tirarle el humo de los cigarrillos que fumaban. Y ahí es cuando Oggy sintió como una metamorfosis en su cuerpo. "Uy debe ser la pubertad!" se dijo a si mismo. Y en Morón pasó lo increíble!: le crecieron rastas!!
Oggy ya tenía la escusa perfecta cuando su dueña le preguntase "Donde carajo te metiste, forro?"..."Fuí a la peluquería", esa sería su respuesta.

Luego de la travesía, llegó a su casa donde lo esperaba su dueña.."Te fuiste de putas no?" preguntó enojada.
"De putas? Flaca, estuve 5 horas en la peluquería haciendome el look de Emilia Attias!".
Y luego de este entrecruce de palabras, fueron felices y comieron perdices.

jajajaja, aguante Oggy, aunque creo que algunas veces atacó la vereda de mi casa...